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Plaza de María Pita. Coruña

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11 de marzo de 2016

"Bonilla a la Vista": Tradición y Calidad



Riquísimo chocolate con churros.





Las mejores patatas fritas.

                         


No puedo negar que soy "larpeira" y que entre "mis vicios confesables" se encuentra el de tomar de vez en cuando, sobre todo en los  fríos días de invierno, un buen chocolate con churros en cualquiera de las múltiples locales que Bonilla tiene en la ciudad coruñesa. Hay uno muy cerca de mi casa y me resulta fácil caer en la tentación, aunque soy sincera, tomo una taza pequeña y me limito a dos churros, como podéis ver en la foto que encabeza esa página, hecha hace un par de días en la churrería.

Siento una enorme simpatía por esta firma porque su historia acompaña la mía propia desde mi infancia.  

La historia de "Bonilla a la vista" empieza en 1932 en la ciudad departamental de Ferrol, donde yo nací unos cuantos años después. 

Al principio, la familia Bonilla se dedicaba a recorrer ambientes festivos y de verano, con unas instalaciones portátiles, para servir chocolate con churros y patatas fritas. Desde sus comienzos, los productos utilizados y su elaboración, destacaron por la calidad, adquiriendo fama y prestigio allí donde se instalaban. Así me lo contaron mis padres.


Conocí a la familia Bonilla cuando era una niña y  vivíamos en El Muelle ferrolano. Ellos tenían entonces una cafetería muy bonita y concurrida en los bajos de un edificio en el que tenian su domicilio y que era también hotel. Jugando en los jardines existentes en el puerto conocí a las hijas de Salvador Bonilla, Mary Carmen y Blanca, que eran de mi edad. A su hermano mayor, Cesar, actual propietario de la empresa familiar, que comparte  con sus hijos, no tuve ocasión de tratarlo. Con Mary Carmen y Blanca tuve relación, nos prestábamos cuentos para leer y tengo ido a jugar a su casa en ocasiones, donde también conocí a su madre, una señora muy agradable  y acogedora.


















Sin embargo nuestra relación duró poco tiempo porque se vinieron a vivir a Coruña, al poco de iniciar su padre un nuevo negocio en 1949. Nuestras vidas tomaron rumbos distintos y no hemos  vuelto a vernos. 
En 1973, cuando yo vine a vivir a Coruña, ellas ya no estaban aquí.


La firma Bonilla, llegó a Coruña, precedida de fama y prestigio, instalándose primero en la Calle Orzán. Pronto, el hijo mayor, Cesar, empezó a trabajar con ahínco, contribuyendo al crecimiento de la empresa familiar. Haciendo uso de una bicicleta adaptada, primero, y de una moto "Guzzi" después,  se encargaba del reparto de latas de patatas fritas a otros establecimientos que las solicitaban para servir  aperitivos, lo que contribuía a la difusión de sus productos.





"Bonilla a la vista" tuvo un feliz  desarrollo en la ciudad herculina. En 1958, se inauguró, un nuevo salón de chocolate con churros, en la Calle Galera, zona céntrica de comercio y tapeo. El local es hoy el más antiguo. (Estaba cerrado cuando hice la foto). 


A la misma altura, y en la paralela Calle Real, principal arteria comercial que une la zona del Obelisco con la Plaza de Maria Pita, tienen otra chocolatería, en la que durante muchos años, he tomado cada mañana mi chocolate con churros, haciendo un inciso en mi jornada laboral. Hace poco han actualizado la decoración del local y es aquí donde he tomado anteayer el chocolate e hice fotos, aprovechando que iban a cerrar y ya no molestaba con ello a ningún cliente.
















En total tienen siete chocolaterías en la Ciudad, una de ellas cerca de mi casa, en la Calle Juan Florez, que es la que más frecuento en la actualidad, cuando regreso de hacer recados, al final de la tarde. ¡No digamos si además  hace frío o llueve! ¡Que bien sienta un chocolate caliente y unos churros recién hechos! Es también a donde recurro para improvisar una merienda en casa, sobre todo si tengo alguna visita infantil, adquiriendo un envase con chocolate (los tienen de diferentes tamaños y son reutilizables)  y una bolsa de churros. Tienen también para vender bolsas y latas de patatas fritas, con y sin sal, y unas estupendas y golosas tabletas de chocolate (de 500 grs.) para tener en casa y hacerlo cuando apetezca, incluso al microondas.






La familia Bonilla, a fuerza de tradición y calidad, ha hecho un largo recorrido, desde sus inicios en Ferrol, hasta el presente, pasando a engrosar la lista  de emprendedores, creadores de puestos de trabajo, no sólo en el ramo de las churrerías localizadas en la Ciudad, y que tanto nos congratulan, sino también con la creación desde 1988, de  una fábrica de patatas fritas, ubicada en el Polígono de Sabón, que abastece tanto a las grandes cadenas de supermercados como  a establecimientos de hostelería. Quien prueba estas patatas, elaboradas con los mejores productos, ya no quiere otras.


En una ocasión, hace bastantes años, en que visité a mi hermana en Palma de Mallorca, le llevé una lata de patatas fritas, de medio kilo, y le hizo mucha ilusión, sobre todo por el recuerdo que le suponía ver en el envase  el logo de la firma "Bonilla a la vista", con la silueta del velero, vinculada a la época ferrolana de Salvador Bonilla, que como nosotras había vivido en El Muelle, y cuya historia conocía. En su época del servicio militar como marinero, llegaba hasta el barco de la Armada, en el que tenía que embarcar, en mitad de la ría,  a bordo de un bote de vela y al divisarlo sus compañeros exclamaban: "¡Bonilla a la vista!" para dar cuenta de su llegada. De ahí el nombre de la firma y su entrañable logo.


En octubre pasado visité la fábrica de Bonilla,  con un grupo de miembros de la UDP (Unión Democrática de Pensionistas) y me produjo mucha satisfacción hacerlo porque ello me permitió recordar a aquella agradable familia que de niña conocí en Ferrol y, sobre todo,  ver el resultado de un trabajo bien hecho, emprendedor, en el que la calidad ha sido, y sigue siendo,  su principal base. Me alegró también charlar con Cesar, el hijo mayor de Salvador y hermano de aquellas niñas con las que yo jugaba de pequeña y que no he olvidado.


Cesar Bonilla   (15. 10. 2015)

Amablemente, Cesar, me permitió fotografiarlo delante de su antigua foto montando la bici de reparto, y de la "Guzzi", que hoy luce lustrosa, como un reliquia, en la sala de exposición de productos y recepción de visitas, de la fábrica. ¡Gracias Cesar! 

Esde agradecer que haya personas tan trabajadoras  y emprendedoras, además de agradables,  como lo han sido sus padres y como lo son sus descendientes.



*   *   *

Más información, en esta web:
http://www.bonillaalavista.com/



18 comentarios:

Francisco Espada dijo...

Salvo del chocolate y los churros, me has hecho disfrutar de toda una historia vital enraizada contigo, y lo celebro. No se deben cometer excesos, pero una tacita y dos churritos no pueden ser perjudiciales y matan el gusanillo del gusto.

Un fuerte abrazo.

Chela dijo...

Francisco Espada:
Hace algunos años, en una ocasión que visité a un endocrino con intención de adelgazar, al hablarle de mis hábitos alimenticios le comenté lo del chocolate con churros en Bonilla, en mi descanso de jornada laboral y me contestó: "¡Bueno, si el chocolate es en taza pequeña y solamente dos churros, y lo tomas en BONILLA, puedes seguir haciéndolo porque los ingredientes son de CALIDA! Y siempre he cumplido el consejo, ja,ja... Lo malo es que ahora ando muy poco y no quemo calorias.
Gracias por tu visita y comentario. Un abrazo.

Unknown dijo...

Hola.me encantó este recorrido porque Bonilla es todo un referente de empresa familiar con productos de calidad. Las patatas y los churros son de los mas sabrosos que comí. Un bonito y entrañable homenaje. Seguimos en contacto

Ligia dijo...

Qué bonita historia la de esta familia trabajadora para dar un poquito de placer a los demás con sus churros y chocolates. A mí me encantan, pero intento no abusar porque luego el estómago me pasa factura. Un abrazo

Marcos dijo...

Que bonita historia la e Bonilla. Yo entendía lo de larpeira como goloso simplemente; tu la has elevado a paladar fino. Goloso lo he sido siempre, pero ahora me martirizan con lo del control del azúcar. Nunca he comido los higos en almíbar, y te agradezco mucho tus recetas para ellos y las pieles de pomelo o naranja. Te aseguro lo voy a experimentar aunque sea para regalarlo a los nietos. Un abrazo Marcos.-

Emilio Manuel dijo...

Queda claro que Bonilla no se hará tan rico como el dueño de Inditex, prefiero a muchos Bonillas, estos si generan trabajo honesto en su lugar de origen.

Saludos

CHARO dijo...

No había oído nunca esta marca y puesto que me encanta tanto el chocolate cómo las patatas fritas voy a buscarla en los supermercados que frecuento para comprarlos. Me produce una enorme satisfacción cada vez que descubro personas que han sido capaces de llegar tan alto a fuerza de trabajo y buen hacer. Una pena no tener en mi piueblo una chocolatería de este tipo, aunque sí que hay una pastelería que sirve chocolate pero con bollos.En Logroño si que hay una con mucha fama que es de chocolates Valor y lo sirven con porras y la verdad que está riquísimo. Una pena que hayas dejado esa relación tan bonita con las dos hermanas. Yo hace poco localicé a una gran amiga de infancia que vive en Torrevieja, hacía 52 años que no sabíamos nada la una de la otra, y no veas la ilusión que le hizo que la llamara y desde entonces nos mantenemos en contacto, la localicé en Google.Besicos

PEPE LASALA dijo...

Una historia preciosa de una empresa con arraigo y solera. Me ha gustado mucho Chela. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala

Genín dijo...

Que bonita narración Chela, muy agradable, se nota el cariño con que escribiste, también se nota como te gustan, como a mi, los churros con chocolate ¿O es al revés? Bueno habrá que aplicar aquello de que el orden de factores...jajaja
Besos y salud

Maluca dijo...

Me encanta la gente con iniciativa, como esta familia. Yo tomo "chocolate a la taza" muy de tarde en tarde y lo prefiero con "porras". Ahora tengo el vicio de media "onza" después de comer, pero, eso sí, tiene que ser con al menos el 85% de cacao. Besos Chela, un gusto leerte, como siempre.

SUPERMENDO dijo...

Cuando estuve en España de vacaciones, de los 7 días en el pueblo, fuí 5 veces a desayunar Chocolate con churros. Lo echo de menos en Inglaterra. Saludos Chela.

unjubilado dijo...

Bonito artículo, con lo que me encantan a mi los churros o las porras con chocolate.
Un saludo

Anónimo dijo...

Yo soy más de tomarlo por la tarde, ..... pero me encanta, el otro día se lo llevé a mi abuela. Un abrazo.
Ruth.

trimbolera dijo...

Precioso reportaje de una familia emprendedora y continuadora. Gracias. Besetes.

esteban lob dijo...

Si yo fuera de la familia Bonilla, me sentiría orgulloso estimada Chela, de una propaganda tan sincera, convencida y gráfica como la tuya.
Acerca de tu fuerza de voluntad de comer solamente dos churros, lo encuentro admirable y poco común.

Afectuoso saludo.

Unknown dijo...

Es un estupendo reportaje. Muy completo. Tiene tambien geografia.

Anónimo dijo...

Son maravillosos sus productos, cuando me apetecen unas buenas patatas compro las de Bonilla a la vista en el supermercado, las sin sal son fantásticas, no pierden ningún sabor respecto a las clásicas. Vivo cerca de Ferrol y la pena que tengo es que no haya un chocolateria Bonilla en la ciudad donde empezaron, para poder disfrutar de su chocolate tengo que desplazarme a Coruña. Es una verdadera pena que ninguno de sus descendientes volvieran a Ferrol y pusieran una chocolateria en la ciudad.

Chela dijo...

Hoy es 15 de junio de 2020 y Galicia ha iniciado su etapa de "nueva normalidad" dentro de las medidas derivadas de la pandemia provocada por el coronavirus y el COVID 19.
HOy no pude pero mañana espero pasar por el "Bonilla a la vista" más próximo a mi casa y tomar la añorada taza de chocolate y los sabrosos churros que tanto eché de menos durante la ¡confinación. !Me van saber a gloria!