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Plaza de María Pita. Coruña

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31 de mayo de 2015

Perros singulares que dejan huella.



"Blacky"  y  "Ney",  dos perros populares y queridos.

                                                                      









Blacky y Ney vivieron y fueron protagonistas en Coruña








Todas las personas que tienen o han tenido un perro seguro que lo consideran o han considerado un perro singular, distinto, el mejor, el más cariñoso, el más listo... Es como los hijos para los padres, los de cada uno son los mejores y más inteligentes, los más guapos... Es normal que sea así. Miramos con buenos ojos a aquellos a los que cuidamos e instruimos, que formamos, a los que conviven con nosotros, a los que queremos y que nos quieren.

Sin que tuviese nada que ver conmigo, he conocido a estos dos perros y sentido admiración por ellos. ¡Y no he sido la única!

*.- "Blacky"


Hace ya bastantes años que lo conocí. Entonces aún no estaba jubilada y acudía diariamente a mi trabajo, en el centro de la ciudad. Mi jornada era de las 8 a las 15 horas y a media mañana o algo más tarde acostumbraba a salir a la calle para tomar un café, en el entorno de la oficina. Con frecuencia me encontraba con un invidente acompañado de su perro guía: Blacky, un retriever de color negro, de ahí su nombre en inglés, además de su procedencia americana. 

Como soy abierta al diálogo pronto entablé conversación con el invidente, Valentín Losada, un hombre cortés y muy cordial que me fue contando la historia de su perro. Blacky fue el primer perro guía que hubo en  Coruña, provenía de la Escuela de Perros Guía, existente en Rochester Hills  (Michigan. USA), con el patrocinio de la Fundación Lions Leader Dog, que data de 1939, y la intervención, en el caso de Blacky, del Club de los Leones de Coruña. La Fundación ONCE intervenía en aquel entonces (1988) con los gastos  del viaje a Rochester del invidente y estancia en dicho lugar, durante tres semanas  para la adaptación con el perro. Fue también este Club, el que en 1990 solicitó del Ayuntamiento de Coruña el correspondiente permiso para erigir un monumento en la Ciudad al perro guía,  que se instaló en la Plaza de Cuatro Caminos y que reproduce las imágenes del invidente señor Losada, acompañado de Blacky, tal como se les veía con asiduidad por las calles coruñesas. Ayer estuve haciendo una foto al monumento.  

Monumento al perro guía en A Coruña

Blacky se dejaba acariciar por mi, con permiso de su dueño. Era un perro, como lo son todos los de su raza y entrenados para guía,  sociable, obediente, inteligente pero también resolutivo y responsable, pues ellos deben a veces decidir por su amo, cuando creen que este no hace o no puede hacer lo correcto, o está en peligro. 

Recuerdo una mañana en que yo había salido un poco más tarde de lo habitual y encontré a Valentín paseando con Blacky. Me paré pero en seguida el perro se puso nervioso y empezó a tirar de su amo en dirección opuesta a la que venían. 

-"No sé que le pasa hoy a Blacky", lleva un rato inquieto, se empeña en llevarme de vuelta a casa y aún no hemos hecho nuestro habitual recorrido"

Me di cuenta de que oficialmente el horario se había adelantado una hora por cambio de estación y lo comenté con Valentín por si eso podría ser la causa ya que el perro podía "pensar" que, al igual que el día anterior, era ya la hora del regreso. 

-" Pues va a ser eso. Blacky no entiende esto del cambio de la hora, de un día para otro, funciona con su reloj biológico y cumple con su habitual disciplina de volver a casa a la hora de costumbre".

Nos reímos los dos.

-"Voy a dejar que me lleve a casa  e iré ajustando el horario un poco cada día hasta adaptarnos".

En este caso Blacky llevaba las riendas del paseo y de las obligaciones cotidianas.

Blacky y su amo hace unos años que fallecieron. Recuerdo a los dos con mucho cariño. 



*.-"Ney"

Si Blacky era un retriever de pelo negro, Ney era un retriever golden, de color dorado muy claro. Compartían ambos esas miradas especiales  de los perros inteligentes y cariñosos, que enganchan y hacen amigos. 

Mientras a Blacky se le veía por la calle, como inseparable compañero  de su amo, Ney era la popular y mansa mascota  de todos los viandantes, niños y adultos que circulaban por la Plaza de Lugo, sobre todo de los niños. Permanecía mañana y tarde a la puerta de la floristería "Armonía", regentada por su ama, Marisol Paz.



A los niños les permitía todo, y le encantaba que lo acariciasen  cuando estaba echado en el suelo. En otros ratos le gustaba pasear por la plaza escoltado por una recua de niños, grandes y pequeños,  que se sentían felices caminando o corriendo a su lado. 

A veces los niños se empeñaban en compartir sus meriendas y chucherías con Ney, pero una temporada que estuvo mal del estómago su dueña tuvo que ponerle un cartel al cuello indicando que no le dieran de comer para que no le afectase negativamente.


Las personas mayores también nos encandilábamos con Ney, lo fotografiábamos, nos parábamos para observarle jugando y dejándose querer por los niños. En el mes de agosto celebraba su cumpleaños, reuniéndose en torno a él un grupo de amiguitos para degustar  una tarta. En el verano de 2014,  cumplió 13 años  y falleció poco después en el mes de noviembre. Como decía un cronista de la prensa local, Ney tuvo siempre un "excelente comportamiento". 

Ya en vida de este cariñoso y singular perro, y a iniciativa de unas vecinas de la Plaza de Lugo, comenzó una colecta para hacerle una estatua y solicitar del Ayuntamiento que se colocara en la misma Plaza donde todos lo conocimos. Una entidad privada que simpatizó con la causa culminó el proyecto y hoy Ney es recordado, en bronce, en medio de la Plaza, mirando hacia la floristería de su ama. Los niños que le trataron le abrazan cuando pasan junto a él y otros más pequeños se paran, con curiosidad,  a conocerle.






El último en visitarlo ha sido Mateo, un precioso niño de dos años, hijo de unos amigos, que ha pasado a incluirse  en la lista de los admiradores de Ney.




17 comentarios:

trimbolera dijo...

Qué bonita entrada Chela, he disfrutado muchísimo. Muchas gracias. Besicos.

Ligia dijo...

No sé quién inventó eso de que el perro es el mejor amigo del hombre, pero en estos casos sin duda es verdad. Dos historias llenas de ternura. Abrazos

Charles de Batz dijo...

Hermosa entrada y muy bien acompañada de las fotografías que dan testimonio de lo que cuentas. Es indudable que ambos animales forman parte del patrimonio emotivo de los vecinos del lugar, y como tal es un detalle magnífico el de mantener su recuerdo con esas estatuas.

Saludos!

esteban lob dijo...

Emocionante entrada, Chela.
Esos abnegados perros se merecen el recuerdo en bronce.
¡Lindas fotos!

Abrazo austral.

Airblue dijo...

Una entrada preciosa para los amantes de los animales como yo. Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre, lo que tengo claro es que es un amigo fiel que jamás te critica, ni te envidia, ni traiciona. Tuve uno durante doce años que aún siento su falta.
Un abrazo fuerte para ti, querida amiga.

Genín dijo...

Que dos historias tan preciosas, emocionan, siempre he sido un amante de los perros, he tenido muchos a lo largo de mi dilatada vida, sin embargo llevo años sin tener uno, no se que me pasa, pretexto no tener cercada la finca, lo que atan los animales, en fin, como decia, creo que son pretextos, sufrí mucho cuando se murió envenenada mi mastina Lola, el último perro que tuve, en realidad creo que tengo miedo a querer a un animal de nuevo y que se muera antes que yo y volver a sufrir, no lo se, el caso es que sigo sin cerca y sin perro... :(
Besos y salud

Anónimo dijo...

Que ilusión, me han encantado las fotos y el reportaje, no sabía nada de la historia de estos dos perros. Hoy por la tarde se lo enseñaré a Mateo y enviaré el link a toda la family.
Un abrazo enorme.
Marisa

Amelia dijo...

Entrañables historias las de Blacky y Ney y bien merecidos los monumentos en sus recuerdos.
En este mundo competitivo que vivimos, es gratificante conocer estas historia "perrunas".

Felicidades y un fuerte abrazo

Unknown dijo...

Un relato lleno de ternura y de encanto a través de esas bonitas fotografias. Aunque yo ya conocia las dos historia me ha resultado muuy gratificante recordarlas de nuevo.

Gracias por tus recuerdos Chela

Meme dijo...

Bellas historias que nos relatas, gracias.

Abrazos

Unknown dijo...

HOLA CHELA: QUE DELICIOSA HISTORIA. LOS PERROS SON ALGO ÚNICOS Y ADORABLES.-
UN BESO ENORME.-

Marcos dijo...

Una entrañable entrada, Chela. Gracias.

manolo dijo...

Mas vale tarde que nunca.
Perdona el retraso.

Gracias por el tamaño de las letras y su entintado.

He tenido perros y te comprendo muy bien.
Y aunque no lo hubiese tenido, lo hubiese comprendido igualmente, pues en tus relatos, nos lo haces ver muy bien.

El primero era yo muy niño y apenas lo recuerdo.
Era una perrita Lulú blanca, llamada Paloma.
El segundo fue Dumbo, sin raza definida y no por eso menos querido.
Y el Tercero. el granuja llamado YANKI, este era un Basset alemán, color canela, lo llamé así, pues me lo regaló la Esposa del Cónsul Norteamericano en Sevilla.
Me lo atropelló un coche, dejándolo paralítico de las dos patas de atrás.
El Veterinario, me enseñó en ponerle dos inyecciones diarias, una intramuscular y la otra subcutánea.
Conseguimos hacerle andar, pero esa mejoría fue muy breve, volvió arrastrase y formase llagas, que el Veterianrio me dijo que lo mejor era llevarlo a que lo sacrificasen.
Fue un rato muy amargo, que me juré no volver a tener otro animal.

manolo

H. Darío Gómez A. dijo...

Querida Chela: Andamos por estas calendas conectados con el homenaje a los cánidos. Tú, con tus letras espléndidas sobre perros ilustres de la Coruña, y yo, banal, homenajeando a un coyote de caricatura. Un fuerte abrazo, amiga.

José dijo...

Algunos perros verdaderamente son merecedores de un homenaje, monumento o estatua, más que ciertas personas. Jamás un perro morderá la mano que le acaricia o le da comida.. Las dos historias que nos cuentas, son una muestra de los muchos casos de lealtad hasta la muerte de este animal noble y cariñoso que es el perro.
Un abrazo.

Maluca dijo...

Hola Chela. De vez en cuando me siento tranquila en el ordenador. Últimamente muy, muy de vez en cuando. Ahora tengo esto un poco dado de lado y me dedico a otros menesteres. Como siempre, me ha gustado tu entrada. ¡Cuidemos de los animales! ¡No los maltratemos! Hay que decirlo mucho porque increíblemente hay gente que los sigue maltratando. Yo tuve dos perros muy diferentes entre sí. No se los ve de la misma manera después de haber convivido con ellos.
Un abrazo,

Patricia dijo...

En una plaza de mi ciudad también solíamos ir a ver a un perro que siempre estaba por ahí, re manso y muy dulce.
Se lo extraña.
Besos